domingo, 2 de diciembre de 2012

Reencuentro


No puedo quedarme demasiado  por acá, va a comenzar a dolernos, yo sé lo que te digo. Hay que aprovechar el tiempo.
Vi una foto tuya, tenés los ojos tristes y me estas mirando. Nuestros ojos hablan, como siempre, más que nunca.
Extraño cuando brillaban en los mios.
Tu boca me hace sonreír, porque si me vieras también sonreirías; quizá estoy esperando eso, puedo imaginar tu risa de costado, tu nuez moviéndose cuando tragás saliva porque estás nervioso.
Siento un nudo en la garganta al verte, pasó tanto tiempo, no puedo creer que de nuevo esté por acá.
Estoy nerviosa, me ponés nerviosa, despertás cada célula que creía muerta.
Y cierro los ojos y escucho mi nombre en tu voz, y cierro los ojos y te veo acomodándote el pelo, buscando una solución.
Te conozco de memoria, te repetí mil veces en mi mente, te guardé en mi corazón. Te recreé una y otra vez y, cuando eso no fue suficiente, te volví a crear.
Único. Para mí.
Te creé como a este lugar en el que puedo mirarte a los ojos y decirte todo lo que siento, la falta que me haces, cuánto me destroza y reconforta que vivas en mis recuerdos, cuánto anhelo que sean presente, cuán imposible es un futuro.
Te amé, te amo y te voy a amar siempre. Creo que eso es lo que más me asusta.
No puedo quedarme demasiado por acá, ya comencé a llorar;  sé que podes sentirlo.
Cerrá los ojos, dejame acariciarte una vez más.
Me voy, creo que estando así, cerca otra vez, vamos a dejar de extrañarnos por un tiempo.
Dame un beso apasionado, de despedida pero no para siempre, nunca lo es.

Suspiro  y guardo la foto en un archivo escondido
  donde sé
     que algún día voy a volver.

domingo, 21 de octubre de 2012

Amores necesarios

Necesito a mi mamá
Necesito la voz silenciosa, la mano tibia, el perfume en el pelo, los besos que calman el llanto, el abrazo antes de dormir, el olor a comida, la ropa limpia. Todas esas cosas es mi mamá.
Leí por ahí que el paso del tiempo modifica nuestra percepción de los recuerdos; es cierto, porque los recuerdos de mi infancia y la relación con mi ella me son confusos, pero sin dudas mi infancia —como tal— no hubiera sido posible sin ella.
Quisiera que nuestra relación sea mejor, que pudiésemos hablar más (o mejor). Soy muy cerrada,  pero cuando me siento mal "necesito a mi mamá" es la primera frase que sale de mi boca; las discusiones, las diferencias y mi rebeldía mezclado con el orgullo hacen que no pueda decirte cuanto te amo.

Sos mi maestra: me enseñaste a caminar, a tener paciencia, a levantarme. Y también a ser mamá. Me superé, te superaste y a veces, nos superó la situación. Sin embargo, acá estas, fuerte y sana… y te miro (y me mirás) ya sin miedo a despedidas, con otra batalla  ganada y sabiendo que fue por nosotros.

Es cierto, no recuerdo cómo eras conmigo de niña, pero la vida me da la posibilidad de verte con mi hijo y ahí, en algún lado, siento que las caricias que le das, me pertenecen un poco.
Multifunción dividida en cinco que está siempre para todos.
Protagonista del «detrás de escena» de nuestra vida, cuidándonos para no caer y lista para consolarnos.

Gracias mamá. Vení, abrazame, cocinemos juntas, tomemos mates y prestemos atención porque esto es lo que somos y lo que sentimos. 
Armemos nuestros recuerdos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Lesiones tras tornadas

Hermiparesia: se refiere a la disminución de la fuerza motora o parálisis parcial que afecta un brazo y una pierna del mismo lado del cuerpo. La causa de la hemiparesia puede ser provocada por una lesión en el cerebro, tronco cerebral, cerebelo o médula espinal, afecta el tracto nervioso que corre desde la corteza cerebral hasta la médula espinal.

«Hemiparesia izquierda», confieso que ni siquiera sabía cómo escribirla, ni realmente de qué se trataba (a pesar de haber convivido mis 21 años con ella).
Para poder hablar de esto, necesitaba saber qué es y Google me ayudó. Después de la primera búsqueda salieron palabras como «lesión» , «condición», «trastorno». En mi vida siempre fue discapacidad.
Intento ordenar mis pensamientos una vez más y recordar; imágenes de mi infancia (y de no tan infante) se me vienen a la mente. No sé qué fue primero, pero hay dos cosas que tengo presentes,casí como si pudiera sentirlas: las caídas y calambres.
Cuando sos chico las rodillas viven raspadas y eso (por suerte) camuflaba las mías; me caía, así, como si nada. Raspones después de cruzar la calle, corriendo o simplemente caminando. De un segundo al otro mi pierna (la siniestra) me jugaba una mala pasada y, como si estuviera resignada, se aflojaba. Y ahí estaba yo, en el piso, con la rodilla sangrando sin entender muy bien qué había pasado.
Los calambres fueron mi pesadilla nocturna, de las peores y al grito de « ¡Papaaaaaaaá!» aturdida por un dolor punzante que me hacía despabilar al instante, me encontraba con la figura de mi papá que, todavía dormido pero alerta, me estiraba los músculos y me calmaba para que pudiera recuperar el sueño.
Hoy me las ingenio. Muchas veces amanezco parada sin saber por qué… y ahí está: el dolor punzante en la pierna. Vive conmigo en cada cosa que hago, aunque no siempre; aparece en alguna que otra cosa cotidiana, como el sexo. Tener relaciones sexuales es toda una aventura y disimular el dolor que llega con los espasmos musculares de un orgasmo, aún más. Una buena y una mala, no me puedo quejar. Sin embargo, cuando la relación sexual es casual, pongo mi mejor cara de poker y un «cambiemos de posición» soluciona las cosas.
El equilibrio es un gran desafío y trae consigo cosas que jamás voy a poder hacer, como saltar con los dos pies juntos, caminar en tacos, pararme en un solo pie, ponerme en cuclillas, andar en rollers y demás obstáculos que voy aprendiendo a manejar.
Pienso en todas estas cosas y automáticamente me acuerdo de las rehabilitaciones, médicos, tomografías, encefalogramas, rehabilitación alternativa (algunas muy ocurrentes), natación… cosas contra las que me iba rebelando.
Las rehabilitaciones eran divertidas: jugaba con pelotas; hacía portalápices porque, mi brazo (aliado de la pierna) tampoco quería obedecer; tenía que agarrar piezas pequeñas, que irónicamente era lo que más me cansaba. Vivía cansada.
La acupuntura, electrodos, zapatos ortopédicos y demás terapias alternativas estuvieron presentes durante mi pre adolescencia, hasta que me harté. Me harté de que mi cuerpo no respondiera algo que mi cabeza mandaba, que me sacara tiempo con mis amigos, de no ser normal; me harté de no ganar en una carrera cuando corría. O no poder bailar.
Y simplemente decidí aprender a vivir con esto, que ahora es imperceptible y el resto del mundo ignora.

Hemiparesia: «lesión», «condición», «trastorno»
                          un poco de cada cosa
                              mucho de todo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Es hora

Y lo que duele es que el tiempo pasa y estas ahí, quieta, expectante de lo que sigue por obligación, siendo un «extra» cuando deberías ser la protagonista de tu propia vida.

Y acá estoy, sentada con un libreto en la mano que no me gusta, siendo productora, editora, guionista, maquilladora, vestuarista y protagonista de una vida que no sé si es mía.
Hoy,con un lápiz en la mano estoy dispuesta a cambiar eso.
Lo que voy a contarles es el principio que cerró una etapa y está a punto de formar parte del desarrollo de una nueva aventura.
El destino me ofreció la inspiración de doce angeles; quizá eran mas pero, para que sea mas creíble,pongamos ese número.
Yo tan «público» miraba sorprendida esa escena: Un grupo de chicos que se quejaban mientras reían, festejaban porque les dolía el cuerpo después de tanto ensayar y se reían porque era dolor que provocaba felicidad. No podía entenderlo.
Esos «locos» que se tiraban desde dos metros de altura hacia una cama elástica, que en el camino llevaban a cabo millones de acrobacias, estaban felices. Hasta que los ví en acción, y entendí todo. Frente a 60.000 personas estaban solos, no existía nada más que ese momento; y yo, tan «público» miraba sorprendida esa escena.
De repente, cuando terminaron, la música y las luces reaparecieron y vi los ojos más hermosos de mi vida: eran el alma, el aire les sobraba en el pecho y se transformaba en sonrisas y los abrazos, la felicidad; eran ellos, transparentes, su ser, su cuerpo… simplemente su esencia.

—Vivimos de nuestro sueño, soñamos con lo que vivimos.
—Resignamos, perdimos, pero siempre ganamos… al destino, a la vida. Ganamos porque el sueño, hoy, es una realidad.
—Se puede, siempre se puede.


Irónico (y no tanto) es que simplemente salten al vacío confiando en que van a salir otra vez a flote, mientras la adrenalina invade su cuerpo.
A la distancia sólo creo que ya es hora de escuchar mi voz, de saber quién soy y qué quiero; de seguir mis sueños porque nada importa más que ser feliz.

Cierro el libro y lo guardo debajo de la almohada, esperando que esto que anhelo, se transforme en realidad.

Mi destino es ahora.
Puedo respirar y el pecho no me duele, se llena de esperanza. 

   Y así se siente

     este es el momento de empezar a vivir.

sábado, 23 de junio de 2012

Reflejos De Luna


Puedo sentir tus ganas en las mías, mirando la luna y deseando estar en otro lugar, donde el verano acaricie la piel y encienda tus sonrisas.
Sé que una parte tuya está ahí, esperando que llegues.
Quizás perteneces a ese lugar y no a este, quizás pertenecés a ningún lugar; la libertad se paga caro.
Tu piel pide su calor, estás tan cerca de lo que te hace feliz pero tan lejos de tu felicidad que simplemente no sabes qué sentir.
Tenés fuerzas para luchar, ganas de enseñarle el mundo, alimentarle pasiones… pero estás soñando frente a molinos de viento.
Si tan sólo cerraras los ojos y te imaginaras ahí, sus caricias se unirían a tu cuerpo y te sentirías completo; su  mirada le daría vida a la tuya.
El amor no entiende de distancias cuando se lleva en los ojos, la veo jugando entre tus pupilas cada vez que la nombras.
Respirá profundo, escuchá sus carcajadas esas tardes en el mar, anhelá, creé y simplemente esperá.


Puedo sentir tus ganas en las mías, mirando la luna y deseando estar en otro lugar.

lunes, 11 de junio de 2012

Palabras no dichas

Te miro y te amo, no sé por qué ni cómo explicarlo; tus besos, tus caricias, tus abrazos y tu sonrisa pícara.
Sos mi espejo y mi proyecto, mi infancia y mi desafío.
El crecimiento, la adultez, la dulzura.
La carcajada más graciosa y los ojos más intensos que jamás conocí.
¿Cómo explicas un sentimiento que no entendés, que es tan grande que no entra, que existe así, sin más?

Perdón es la palabra más difícil de decir, sentir y aceptar. Y cuando amás, es la que más repetís.
Quería pedirte perdón por no ser como quisiera, por errar una y otra vez, por sentir miedo, por no hacer lo suficiente (porque nunca es suficiente) por no ser tan buena como mereces.
Perdón por ignorar cuando me sobrepasan las responsabilidades, por no luchar como debería, por resignar y no seguir mis sueños, perdón por no ser el ejemplo.
Si algún día aceptás mis disculpas y me dejás agregar algo simplemente necesito que sepas que te amo con toda mi alma, con lo que soy y lo que tengo, porque cuando te reís haces que todo valga la pena, porque vivimos rodeados de gente pero estamos solos; porque - aunque todo sea difícil - tus progresos, que me pidas un beso o me des una caricia hace que todo lo malo y doloroso desaparezca.
Porque iluminas mis días dejándome crecer y no imagino una vida sin vos; porque no existe otro futuro y porque renunciaría a todo una y mil veces; porque sos mi bebé aunque no quieras ser chiquito.
Porque estás ahí mirándome y cuidándome,
porque cada vez que escuchas música me das la mano para que bailemos,
porque sos simplemente
lo más hermoso que vi en mi vida,
porque sos una parte mía
y
yo una parte tuya.

Siempre.

martes, 15 de mayo de 2012

El rey de Electra

—Vení, acostate veamos algo juntos y te vas antes de quedarte dormida porque ya no puedo llevarte como antes. Y me pierdo en su olor a perfume. Ese que se puso a la mañana. Aunque ya no lleve el traje puesto sigo creyendo que es el hombre más lindo del planeta.

Poco me importa estar viendo un programa de boxeo, porque el latido de su corazón disipa mis miedos y me pierdo entre su respiración dejándome llevar por el sueño que invade mi cuerpo. 

No importa que no duerma ahí, su presencia me hace sentir protegida.

—...Porque es lo único que haces Florencia; pero bueno, si no te da la cabeza dedicate a otra cosa... Limpiar vidrios si es que para eso servís. 

Sus palabras entran como cuchillos en todo mi cuerpo, activando mis lagrimales casi al instante.

"Está nervioso", pienso. Aunque no es un motivo tan poderoso para una reacción semejante y el dolor se queda para instalarse. Me digo que se terminó, que ya no quiero más esto, que podemos vivir separados, que puedo ser feliz sin necesitar su aprobación, que necesito ser libre... 

Acepto como una derrota saber que nunca voy a ser lo suficientemente buena en algo como para que me mire a los ojos con orgullo. También sé que mañana va a pensar en cuánto me lastima y un regalo representará unas disculpas que en palabras nunca llegarán.

Estoy convencida que este no es mi sueño, es una carrera por ser reconocida al menos en algo, viviendo mientras sobrevivo para que, al final, llegue el día en que no me duela respirar, en que pueda decir lo que pienso sin llorar, en que haga las cosas por que así lo quiero sin pensar a través de otros.

El ruido de la puerta me trae a la realidad, al final, sólo quería dedicarle un espacio a él y estaba buscando en mi memoria el lugar desde donde contarlo. 

Pero ahí lo veo, entrando con sus lentes de sol, con un traje caro y usando un perfume importado. 

Se acerca me da un beso en la mejilla, me sonríe y su presencia me recuerda cuan a salvo estoy entre sus brazos.

Al fin y al cabo no lo elegí, me tocó. No importa cuanto me ame, me cuide o me lastime. Va a ser el hombre más importante de mi vida, por algo es mi papá. 

Le devuelvo la sonrisa. 

—¿Te sirvo la comida, pa?, y lo abrazo fuerte, sabiendo que el latido de su corazón disipa mis miedos.

viernes, 2 de marzo de 2012

¿Te animás a navegar?

El amanecer y el atardecer en la playa son simplemente perfectos, el sol se esconde y nace en el mismo lugar...en ningún lugar. 
Irónicamente  sirve de inspiración para uno de los sentimientos mas imperfectos: el amor. Y dejenme decirles, que cuando lo pienso, simplemente necesito correr para otro lado, ponerme a salvo de un mar en el que no puedo nadar, para el que no estoy entrenada. 
Ahogarse en "el amor" es inhabilitar a cualquier salvavidas a rescatarte pero yo vine con uno y se llama cerebro ,es quien reduce al corazón y lo obliga a vivir en una laguna, de aguas tranquilas, donde pueda navegar en mis miedos.
Hace semanas que un remolino en el pecho intenta salir. Un impulso natural de escapar, de saltar, de correr al ocaso, llegar donde nace el sol y darme cuenta que el limite entre vos y yo no existe si lo que miramos es el mismo mar, que la luna reflejada en el agua es la misma para los dos, y conecta nuestras distancias, tu corazón y el mio porque sos capaz  inclusive de crear olas en mis lagunas, solo para animarme a navegar.
Sólo el (buen) tiempo nos dará la posibilidad de que ancles tu barco y me lleves a recorrer el mar hasta el infinito, donde nuestro sol haga que todo sea perfecto.