martes, 1 de agosto de 2017

Escondidas

No se quién soy ni si quiero averiguarlo.
Repito una y otra vez viejos hábitos que no le hacen bien a nadie, que no me hacen bien a mi.
Trato de escaparme de mi misma, creo cerrar etapas que están tan latentes como mi corazón.
No quiero (bueno, quiero) refugiarme en alguien más.
Sé que no está bien, pero al menos siento que estoy segura por un rato. ¿Puedo distinguir acaso lo bueno de lo malo?
La vida no me deja demasiadas opciones.
Imploro que llegue el momento para escaparme.
De mi, del dolor, de lo no resuelto.
Sé que no dura demasiado, sino mirá, estoy sentada escribiendo; sin poder dormir.
No quiero avanzar. En realidad, si soy honesta sé que quiero. No me atrevo.
Estoy cubriendome los ojos, haciendo que pase el tiempo, intentando no ver.
Crecer da miedo.
Sanar también.
Necesito respuestas a preguntas que no puedo hacer, no tengo la valentía.
Quiero esconderme un rato más de mi.
De quien soy.
No se si voy a gustarme pero tampoco puedo ignorarme.

¿Podré buscarme?

No quiero contar hasta diez.


No quiero encontrarme.

lunes, 13 de febrero de 2017

Rondas

Se acerca sigilosa de noche mostrándome lo que se llevó. 
Lo que ya no está. 
Lo que desapareció. 
Entra en mi piel y la eriza.
Llega a mis pulmones agitando la respiración. 
Se clava directo en mis lagrimales mientras veo pasar recuerdos de su sonrisa, de cuando todo era como se suponía que debería ser; feliz.
Aterriza en mi corazón y convulsiono. 
Cierro los ojos, me arde la garganta, no tengo fuerzas para evitar llorar. 
Logró su cometido. 
Me seco la cara. Decido dormir. 
No es tristeza.
Es la muerte que decidió incluirme en su ronda nocturna.