lunes, 13 de febrero de 2017

Rondas

Se acerca sigilosa de noche mostrándome lo que se llevó. 
Lo que ya no está. 
Lo que desapareció. 
Entra en mi piel y la eriza.
Llega a mis pulmones agitando la respiración. 
Se clava directo en mis lagrimales mientras veo pasar recuerdos de su sonrisa, de cuando todo era como se suponía que debería ser; feliz.
Aterriza en mi corazón y convulsiono. 
Cierro los ojos, me arde la garganta, no tengo fuerzas para evitar llorar. 
Logró su cometido. 
Me seco la cara. Decido dormir. 
No es tristeza.
Es la muerte que decidió incluirme en su ronda nocturna. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario